
El pensar en posibilidades y en probabilidades me recuerda a las clases de Inteligencia Artificial, en las que se hablaba de que, por posible, cualquier cosa es posible, como que mañana llueva aunque el pronóstico indique sol. Pero eso ya es una probabilidad basada en datos.
Así mismo, es posible que nos ganemos la lotería, pero muy poco probable. También se hablaba de que, en probabilidad, la suma de las distintas opciones es la unidad. Por ejemplo, si la probabilidad de obtener un 1 al lanzar un dado de 6 caras es 1/6, la probabilidad de que no salga 1 es 5/6, es decir, el complemento.
Pero cuando se trata de posibilidades, su suma no tiene por qué ser 1. Por ejemplo, en una carrera de caballos en la que participan tres caballos: Relámpago puede tener una posibilidad de ganar casi segura (0.9), Flash puede que sí o que no (0.5), e Isabella seguramente no gane (-0.9). Sin embargo, la posibilidad de que Relámpago pierda puede ser 0.3, la de que Flash pierda 0.7, y la de que Isabella pierda 1. Como se puede ver, son valores que no son complementarios.
Tomando en cuenta la lógica borrosa, se pone el ejemplo de que con 40 ºC seguro hace calor (1), pero con 27 ºC es posible que haga calor 0.8...
Posible puede ser cualquier cosa, pero probable es otra cosa.
Una cosa son las posibilidades, otra cosa son las probabilidades, y otra diferente, las realidades.
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